Cuevas del Canelobre. “La leyenda del tío Roc”

Durante nuestra visita a las Cuevas del Canelobre en Busot, aparte de disfrutar de la belleza e historia de esta cueva; también fuimos “adentrándonos en su pasado” hasta encontrarnos con una singular leyenda.

Las Cuevas del Canelobre están situadas en el interior de la sierra del Cabeço D´Or (Cabezón de Oro) y podemos decir con exactitud, que el momento de su descubrimiento fue en el año 740 d.C.

Su forma característica del interior ha sido posible debido a que, a lo largo de siete millones de años, la acción del agua

ha realizado esas erosiones sobre la roca caliza. Durante la Guerra Civil Española, la cueva fue un lugar de refugio para las tropas Republicanas de Alicante y también se utilizaba como fábrica de aviones y polvorín; por ello se abrió una entrada más accesible algunos metros debajo de la entrada original de esta cueva. (Dicha entrada es la que se utiliza actualmente.)

Según el saber popular de los busoteros, nos cuentan que hace ya mucho tiempo vivía en aquella zona un campesino conocido como el “tío Roc”. Debería de tener unos 40 años de edad en aquel entonces cuando su ambición por poseer terrenos en la huerta alicantina le llevó a entablar conversaciones con un prestamista conocido por trabajar con un marqués de la zona. Las condiciones pactadas entre el “tío Roc” y el prestamista eran tan altas que tuvo que hipotecar su propia finca.

 

Durante ese año, las condiciones meteorológicas no favorecieron las cosechas de las huertas alicantinas y muchos campesinos se vieron envueltos en un déficit económico, incluido el “tío Roc”. Cuando el prestamista fue a reclamar el dinero y este no pudo pagarle, rápidamente el prestamista hizo derecho de su cláusula dejándolo sin sus tierras. Abatido por la situación en la que se encontraba, recogió las pocas pertenencias que le quedaban y se embarcó en un carguero mercante que partía a Barcelona.

 

Cuando ya estaban abandonando el puerto, un marinero se le acercó y entablaron una pequeña conversación que nos llevará a nuestra leyenda.

- ¿Ha visto que bonita es la Sierra del Hombre? «le dijo un marinero.»

- ¡Querrá decir el Cabeçó! «replicó el “tío Roc”.»

- Nosotros lo llamamos “sierra del Hombre” porque parece un hombre acostado; aunque también lo llamamos “sierra D´Or” porque dentro tiene el tesoro escondido de los moriscos.

 

- Yo no me creo esas leyendas.

 

- Pues le puedo asegurar que es cierta. En el Cabeçó hay una cueva llamada “Canelobre”, y dentro de ella un tesoro morisco que nadie se ha atrevido a buscar.

Las palabras de aquel marinero despertaron la curiosidad de el “tío Roc” y es aquí donde comienza la leyenda del "tío Roc" y las Cuevas del Canelobre.

En un origen era musulmán, el nombre de Busot, fue “Bisant”; después pasó a llamarse Bisot y finalmente Busot, que etimológicamente quiere decir “Lugar en el bosque”.

 

Busot era una inmensa pinada en el cual predominaba un antiguo castillo de gran importancia en aquel entonces; cuando los musulmanes y cristianos convivían en las mismas tierras.

Aunque todos convivían en armonía, no siempre era así; cada vez eran más las discusiones entre ambas partes y al final un día llegaron noticias de que los moriscos corrían serio peligro pues los cristianos pensaban sublevarse en armas.

 

Tras estas noticias, Alí, uno de los moriscos más importantes de Busot, le dijo a su hija que lo más sensato era abandonar aquel lugar y esperar a que las cosas se calmasen; pero que antes debía de esconder su fortuna para que no fuese robada y cayese en manos cristianas. 

Alí le comentó a su hija Gessamina que el lugar donde iba a esconder su fortuna era a los pies de una piedra situada a la entrada de la cueva y que con los últimos rayos del Sol es iluminada. De ese modo si algún día le sucedía algo, su hija podría recogerlo para rehacer su vida.

 

Esa misma tarde, cuando Alí terminó de esconder su fortuna en la cueva y se dirigía de nuevo a Busot; en el camino fue sorprendido por unos cristianos que vieron como Alí trasladaba su fortuna hasta perderse en el interior del “cabezo D´Or” y en un intento de sonsacarle información, estos asesinaron al morisco dejándolo en mitad del camino.

 

Gessamina angustiada por ver que su padre no regresaba, decidió emprender su camino hacia la cueva. El recorrido no fue fácil para ella, pues tenía que ir escondiéndose de los cristianos que encontraba a su paso y al mismo tiempo tenía ese nudo de angustia por no saber que le podría haber sucedido a su padre.

Finalmente, Gessamina encontró el cuerpo de su padre inmóvil en mitad del camino.

Mientras lloraba junto al cadáver de su padre, escucho las voces de unos hombres diciendo que el morisco que habían asesinado tenía una hija en Busot.

 

Gessamina no dudó en emprender su huida hacia el interior de la cueva, pues era conocido que, bajo la montaña, había una gruta que comunicaba con una salida al Mar (cueva del Llop Marí).  Los cristianos se percataron de que la hija estaba huyendo y fueron tras de ella hasta entrar en el interior de la cueva. Tras perderle de vista, los cristianos gritaron que les dijese que era lo que escondía su padre y que de ese modo la dejarían con vida.

 

Tras unos segundos de silencio se escuchó una voz que retumbó por toda la cueva “Pobre de aquel que robe mi fortuna, pues morirá como mi padre.” Tal fue la fuerza y amargura de esas palabras, que hicieron que los cristianos abandonasen el lugar.

No sabemos más sobre esta leyenda, ni si Gessamina encontró la salida a su libertad. (Hasta el momento los expertos no han encontrado dicha gruta, pero sí se han encontrado corrientes de aire procedentes de pequeños recovecos que podrían coincidir “con la dirección que tomó Gessamina en su huida”.)

 

Otro dato importante que destacar, es que existe otra leyenda en la que se narra que al final Gessamina se quedó protegiendo la fortuna de su padre en la cueva, quedando así reflejada su silueta en la sierra D´Or.

 

Pero lo que sí sabemos es que el “tío Roc”, después de escuchar aquella leyenda, volvió de nuevo a Busot con la intención de encontrar aquella fortuna.

 

Lo cierto es que el “tío Roc” había podido recuperar sus tierras y se codeaba con la gente de la alta sociedad de Alicante. Nadie supo si la riqueza que hizo fue por encontrar aquella fortuna escondida en el interior de la cueva, pero su maldición no se le hizo de esperar y un día mientras cazaban entre los cañizos, alguien disparó accidentalmente su rifle y el “tío Roc” fue abatido en mitad del camino sin poder hacer nada por su vida.

 


Editado por Antonio Pérez Díaz

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Fuentes del artículo: Libro “Rondalles de l'Alacantí” de Joaquim Gonzàlez i Caturla (Editorial Aguaclara) / alicantevivo.org / turismobusot.com / wikipedia.org / elmausoleo.jimdo.com

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Comentarios: 3
  • #1

    Francisco Peñalver (martes, 31 julio 2018 00:51)

    Esta leyenda es bastante conocida ya, pero le has dado otro enfoque y has incluido datos importantes de la Cueva del Canelobre. Además de incluir nuevas referencias a la leyenda.
    Muy buen trabajo Antonio Pérez Díaz.
    Un saludo.

  • #2

    Juanje (lunes, 06 agosto 2018 18:34)

    Hola, bonita leyenda.

  • #3

    Alberto (jueves, 01 septiembre 2022 07:37)

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