Mulhacén, lugar de leyendas.

Es frecuente atribuir a muchos espacios naturales el calificativo de lugares de leyenda, pues en muchas ocasiones circulan alrededor de esos paisajes sobresalientes historias extraordinarias, y a veces curiosas y fabulosas, que se han convertido con el tiempo en atractivos adicionales para su visita. Estas leyendas sirven a los guías para adornar sus explicaciones sobre la flora, la fauna, la geología o la misma historia de dichos lugares y junto a la gastronomía, suele ser uno de los recuerdos que más perdura en la memoria de los visitantes.

Sierra Nevada es también, en ese sentido, un lugar de leyenda y de leyendas múltiples. Durante muchos años su inaccesibilidad y su aislamiento hicieron que apenas manzanilleros, pastores y neveros subieran a sus cumbres hasta que los viajeros románticos y naturalistas europeos la pusieran de moda en el siglo XIX.

En esta ocasión nos vamos al Mulhacén, esta montaña toma su nombre del rey nazarí Muley-Hassem, padre del monarca musulmán Boabdil, que fue el último rey árabe de Granada. Cuenta la leyenda que Muley Hassem se enamoró de una doncella de la sultana Aixa, llamada Isabel de Solís, la convirtió en su favorita y la llamó Zoraya (lucero de la mañana).

Los celos se apoderaron de la sultana y esta enfadada provocó un enfrentamiento entre su linaje (los abencerrajes), y el linaje de su marido (los cegríes) que llevó al reino a una guerra civil que lo desoló. Muley Hassem tuvo que salir al exilio en cuya marcha cayó mortalmente enfermo en el Castillo de Mondújar donde finalmente murió. Tras su muerte, Zoraya cumplió el deseo de Muley Hassem, el cual quería que lo enterraran en un lugar desierto en el que no hubiera ni vivos ni muertos, lejos de todo tipo de compañía humana; así que lo llevó al pico más alto del reino, que tomó su nombre a partir de ese momento.

Otra leyenda paralela la anterior, nos cuenta de que en el Mulhacén había un tesoro escondido por el rey Alhamar, una caja de oro en cuya tapa aparecía una inscripción misteriosas, que contenía, entre otras muchas piedras preciosas, tres diamantes negros de sin igual belleza.

«El poseedor de estos diamantes fundará una poderosa monarquía que transmitirá a sus descendientes, pero el reino morirá el día que desaparezcan los diamantes». 

 

El rey Muley Hassem tras el exilio por la guerra sufrida en su reino, escondió esta caja en un lugar seguro y tras su lecho de muerte en el Castillo de Mondújar, este le entregó a su hijo un pergamino con el mapa de la cueva en la que estaba oculto el tesoro. El hijo de Muley Hassem fue atacado cuando se dirigía a la cumbre y su nieto que estaba al tanto de todo, pasó jornadas enteras explorando todas las grutas y recovecos de las cumbres, intentando en vano recuperar el tesoro que atribuían el poder de salvar el reino, quedando finalmente atrapado por una tormenta y nunca más se supo del nieto del rey Muley Hassem.

 

Editado por Antonio Pérez Díaz

Copyright © elmausoleo.jimdo.com | Todos los derechos reservados.

 

Fuentes del artículo: Leyendas de Sierra Nevada - Fidel Fernández Rubio / elmausoleo.jimdo.com

Escribir comentario

Comentarios: 1
  • #1

    Marta (sábado, 24 abril 2021 21:12)

    Estuvimos allí hará unos años y el lugar es encantador. Bonita historia. ^^